El
muchacho no se veía muy bien. Sus versos salían con dificultad y se los lanzaba
con rabia a su contendor que permanecía inmutable con una sonrisa socarrona y
un modo de bailar que parecía exasperarlo más; eso lo notaba el público que esa
tarde estaba ahí y que fue testigo de cómo en al final de la contienda, el
muchacho fue apabullado por su adversario; con la mirada hacia el suelo se
despidió de mano del jurado.
Existen rasgos característicos que identifican a los seres, canciones que se parecen a uno, libros que nos llenan el alma, cosas tan nuestras como la certeza de ser únicos e irrepetibles, tal cual nos creó Dios. Así son también las cosas que producimos y nuestros lugares de intimidad. Yo tengo un nicho que tiene todo de mí, mi olor, mi esencia, mi ser. Desde aquí los saludo.
Ella es un canto a la vida y a la música redentora
Ella
es madre de muchos hijos que no parió, es inspiración que impulsa a los que
sufren, es símbolo de resiliencia, esperanza que redime los dolores de la
guerra. Ella es un canto a la vida.
Ella emergió en un
entorno bucólico y fiestero que más tarde se manifestó en la esencia de su ser.
Fue en Sincelejo, Sucre, donde tuvo lugar su nacimiento. Ahí estaba el hogar de
don Julio, un reconocido juglar sabanero que interpretaba el acordeón como
ninguno, y una mujer de ascendencia antioqueña que amaba la sabana, quienes
tuvieron hijos, una de las cuales bautizaron como Lubys Elvira de la Ossa
Ochoa, nombre que a través del tiempo fue sufriendo una mutación gramatical
hasta quedar convertido en Ludys. Ahí creció la niña, entre tamboras, porros,
cumbias, colegio y familia, y que un día sorprendió a su papá con la noticia de
ser la ganadora de un programa de ‘
“Mi ansiedad es que la gente diga: Al fin salió algo bueno”: Peter Manjarrés
Si Peter Manjarrés no
está hoy comiéndose las uñas, desvelado y sin poder pasar bocado es porque “yo
soy una persona muy aterrizada. He sido siempre muy equilibrado. Creo que por
eso que me dicen ‘El Caballero’, porque soy muy creyente en Dios y nunca he
creído en la fama”. De lo contrario, hubiera tenido que sortear los altos
niveles de ansiedad ante la magnitud de lo que hoy está presentando al mundo: Sólo Clásicos Vol.2, que además tiene un
apellido grande: ‘Cuatro Décadas’.
“Más pudo mi libertad poética que un matrimonio”: Rita Fernández Padilla
Ella
nació el día del solsticio de verano, cuando sol alcanza su más alta posición
en relación con la tierra, en una casa cerca al mar, y se convirtió - al crecer
- en una “amante de la naturaleza, de los seres sensibles, nobles y generosos.
En una enamorada de la paz interior”, complementos vitales que encontró en la
poesía, la música y la libertad.
La parranda vallenata como un ritual de amistad
“El de las carcajadas era el viejo
Poncho Cotes, riéndose de un cuento que contaba Andrés Becerra y que decía
poesías toda la noche. Hablaban de amores y de penas”[i]. El
verso de Poncho Cotes Maya habla de cuentos que hacían reír, de poesía, de
evocaciones de amores, de nostalgias provocadas por las penas; pero sobretodo
habla de amistad y cofradía; todos estos, elementos constitutivos
imprescindibles en una parranda vallenata.
El diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española define la palabra Parranda como “Cuadrilla
de músicos o aficionados que salen de noche tocando instrumentos de música o
cantando para divertirse”[ii].
Y sí, pasar un rato agradable es un objetivo lógico; no obstante, al trasladar
este término a la comarca del vallenato, sus connotaciones toman otras
dimensiones que trascienden el entretenimiento y se instala en regiones del
espíritu, en aquello que sólo puede entenderse, digerirse, leerse, sentirse, en
los territorios del alma.
En La Guajira, “el agua es melancolía, sólo la aridez perdura”
Había intimidad,
confianza, música, trago, comida, alegría y lamentos exorcizados. Era uno de
esos reencuentros de amigos que hace tiempo no se ven y que se confiesan
entrañables a medida que avanzan los abrazos y se actualizan en las novedades
de sus vidas. Al paso de las horas, uno a uno fueron despidiéndose, vencidos
por el sueño o las demandas del tiempo familiar, y sólo quedaron tres, que se
entregaron a la madrugada sin prisa, para renovar la esencia de su afecto añejo;
ese era su momento y se apropiaron de él para invertirlo en la amistad. Uno de
ellos sacó de su billetera una memoria en forma de tarjeta, la instaló en el
equipo de sonido y se embebieron los tres en el deleite de las añoranzas
traídas por las canciones de su pasado.
Poema triste a las prostitutas del mundo
En
el punto justo donde el día besa la noche, ella hacía su aparición envuelta en
colores refulgentes, cuyos destellos dejaban ver su alma virgen de afecto,
colmada de amores sin nombres, fugaces y baratos. Él, un ser impúber, se moría
de las ganas de descifrar ese gesto sugerente que le hacía la mujer al verlo
pasar sin destino hacia la finca de su padre, con la única tarea de verla
ondear la mano diciéndole adiós, desde un raudal de coloridas damiselas.
“Eran
muchas mujeres, pero había una en particular; era cachaca y me hacía señas
desde lejos cuando yo pasaba”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)