El tocadiscos pregonaba una verdad pertinente e innegable que por alguna razón me estremeció por dentro: “hay corazones que les da tristeza, que les da tristeza al llegar diciembre, hay corazones que al llegar diciembre, que al llegar diciembre, se ponen alegres…”.
Entonces la vi a ella: con su rostro triste y su mirada perdida en ninguna parte, su esencia añeja y su evidente inocencia de todo: de la realidad, de la fecha, de las ganas incontenibles que la lanzaron a bailar esa canción y también de que en el fondo, tal vez por una inadvertida corazonada materna, el suyo es uno de esos corazones que les da tristeza al llegar diciembre, pues su estado de inocencia la lleva a ignorar que hace muy poco, un día de este mes, la vida de uno de sus hijos, uno de sus consentidos, se ‘perdió’ en una carretera del Cesar.
Mientras se movía al vaivén de la música, con una mano en su ombligo y la otra levantada, como bailando con un parejo inexistente, y la brisa del último día del año jugueteaba con su falda, su nuera la observó con el pecho estrujado por un sentimiento que se le asomaba por los ojos: “Mírala, pusieron la música navideña y se puso a bailar; es que ella todavía no sabe nada”.
Fue algo muy fuerte. Ver a una madre, con el corazón de luto, bailando una canción que sin duda la pone triste… No sé cómo describir esa sensación y tampoco cómo encerrar tanta significación en un espacio tan limitado como este escrito.
Me miró. No dijo nada. No hizo ningún gesto. Era como si yo no estuviera ahí. Yo tampoco dije nada, sólo le sonreí con la mirada, aunque estoy segura de que ella no se dio cuenta de ello.
Durante todo el día no pude exorcizar su imagen de mi mente, pese a que me embelezaron los colores brillantes de la naturaleza al sol, la nitidez con que se ‘levantó’ hoy la Sierra Nevada , sus nubes y sus picos blancos, el Cerro Murillo más felino que nunca y el cielo todo… Todo estaba como engalanado para celebrar algo. Pero esa imagen seguía ahí.
Ni siquiera el hombre de la cerveza en la mesa solitaria del estanco a las diez de la mañana, con su rostro melancólico en el último día del año, le quitó protagonismo a la anciana en mi mente… ¿Por qué me movió tanto verla así? Nunca antes había visto un baile tan triste.
Durante el día hice el balance de este año, revisé los planes que me tracé al comienzo del mismo y me da mucha risa, pero siempre me pasa eso: proyecto unas cosas y termino haciendo otras, no menos importantes ni interesantes, pero distintas. Es lo que me confirma la existencia de Dios y el poder que él tiene sobre mi vida; la maneja a su antojo… Eso me gusta.
Pensé en muchas personas que tampoco lograron cristalizar sus planes y que tal vez se sienten frustrados, pero no deberían, pues lo relevante es revisar, corregir y volver a empezar; eso sí, entregándole los planes a Dios porque sin él es imposible que se cumplan para bien. A todas esas personas les deseo lo mejor, que la paz y la alegría brille en sus corazones.
Me alegro por los que cumplieron sus planes, sin detrimento de nada. Eso es muestra de disciplina…
Este fue para mí un año de aprendizaje, pero sobretodo de estabilidad emocional, de mucha paz, de tranquilidad. Creo que lo que estoy experimentando es lo que dice la Biblia , en el sentido que Dios me ha llevado a experimentar el gozo de su salvación.
Cuánto me gustaría que la ‘anciana triste’ pudiera experimentar esto. Al llegar a este punto del día, o mejor, de la noche, sé por qué ella ha persistido en mi mente: es porque tengo el compromiso de orar por ella, de pedirle a Dios que le de de eso que me ha dado a mí… Sé que lo hará.
Sólo quiero desearles a todos buenos tiempos, que cada uno se encuentre con lo único Verdadero en la vida y lo disfrute al máximo. Eso es lo que realmente importa, lo de más es recuperable.
Un abrazo grandototote.
Totalmente cierto María Ruth. A veces se nos olvida... creo que por tanta 'propaganda barata' que vemos o escuchamos sobre las metas a trazar para un próximo año, que estamos a la buena del Señor, que Él nos maneja a su antojo y nos guía, por eso ayer oré por eso: por no dejarme llevar por intuiciones o lo que dice el uno o el otro, sino lo que me designe DIOS que sé siempre va a ser para bien. Y que sean esos designios de nuestro Padre los que te cubran hoy y siempre a tí, que seguro serán bendiciones convertidas en caminos de éxito!!!
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