Yo decido ser solución… ¿y tú?

El cielo amaneció misterioso, con nubes ‘agazapadas y tensas’ como si estuvieran a la expectativa de algo. Las gotas trasnochadas se aferraban a hojas y tendederas, desafiando la gravedad y todo estaba gris.
“Qué día tan extraño”, decía mi hermana, contemplando el panorama que poco a poco se fue matizando con una llovizna imperceptible que lo arropaba todo…

Y empezó la cotidianidad, tan igual y tan distinta, con sus orillas tan opuestas, en contraste.
Aquí, los que anhelaban un día diferente, con el sol que a menudo rechazan; allá los que disfrutaban el clima frío en tierra caliente, que agradecían al Dueño de todo por la oferta de un nuevo horizonte.

También vi en este lado a muchos agotados de pensar en qué les irán a regalar en Navidad, la blackberry en Comcel o en qué operador; si les darán ropa o un portátil… y allá, en el otro, estaban los que no tendrán regalos, al menos materiales, ni tampoco les importan, porque en todos los rincones de sus mentes sólo hay imágenes un lugar para pasar la noche, comida para alimentarse, un techo para los suyos.

Unos estaban titiritando de frío, tristeza y dolor, con la esperanza puesta en El que Todo lo puede, con su fe arraigada en una verdad: “Nada es imposible para Dios”. Los otros se esperanzaban en sus fuerzas, en lo que harán cuando cesen las lluvias para amontonar más riquezas y hasta en que personas solidarias den su ayuda para los necesitados porque algo les puede quedar a ellos, sin pensar en que todos, absolutamente todos, tendremos que dar cuenta de nuestros actos.
A propósito ¿cuál será el antónimo de ‘Dador alegre’?

Camino al periódico pude observar a los cientos de conductores literalmente desesperados, a un paso de la intolerante discordia’, por un poco de gasolina para tanquear sus vehículos y a otros, los que tienen el producto, en apuros, bien porque no tenían suficiente o bien por estaban ‘enchollaos’, porque ‘el que tiene el palo es el que pega con él’, porque podían poner las condiciones…

Increíble, pero el mundo, todo en su totalidad está en conflicto, por ser lo que se no es, por anhelar lo que no se tiene, soslayando lo que sí; por subir teniendo como escalones las cabezas de otros seres semejantes e iguales, por amontonar lo material.

Aún la buseta, repleta de gente, no se había detenido en mi destino. Pensé en las distintas personalidades que se mostraron durante el viaje. ¡Cuán intolerantes somos, por Dios! Me analicé y descubrí que, en mayor o menor grado, que en una u otra orilla, o bien en el centro, yo tampoco estoy exenta de conflictos.

Pero hoy he tomado una decisión: No quiero ser un conflicto ¿qué caso tiene sumar mi comportamiento a tanta intolerancia y apego a cosas tan fútiles?, ¿qué podría lograr, distinto a causar un problema más sin lograr nada?, ¿Acaso puede alguien por más que se afane añadir un codo a su estatura?...

Por esto y por muchas cosas más, hoy yo decido ser solución… ¿y tú?

1 comentario:

  1. Interesante la lectura, pues me agrada saber que personas como tú se dedican a escribirle al mundo y más aún a tatar de solucionar los problemas, con la ayuda del único que lo puede todo...Dios......
    Además de incentivar a los demás a ser la Solución y no el problema...

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