¡Celebremos!

Llegó el 24 de diciembre. Me encanta este día. Me gusta todo el mes de diciembre porque todo es diferente cuando llega: La brisa viaja con un mensaje implícito que es distinto al cotidiano, el cielo toma otro matiz, los colores son más vivos y el espíritu de la gente es más sensible al cariño, al amor, tal vez por la connotación de lo que conmemoramos cada año.

Hoy, muchos madrugamos para cumplir una cita a las cinco e la mañana en el distrito Manantiales (Cruzada Estudiantil y Profesional de Colombia - Valledupar), donde llevábamos ocho días reuniéndonos para celebrar la Novena Navideña… No se imaginan a Santiago, mi sobrino, intentando bañarse a esa hora sin que el agua lo tocara.

Había un ‘no sé qué’ en todo el mundo, todos tan felices, fue muy agradable… somos una familia y así nos veíamos. Fue muy divertido todo: el preámbulo, el frío de algunos, el olor a buñuelo que salía de la cocina, el concurso de faroles.

A propósito de los faroles, fueron muy creativos sus diseñadores y todo fue útil al momento de su elaboración: el tarro del azúcar, botella de gaseosa y hasta el canasto de la ropa… Y ganó ‘el que más sobresalió’. Liana y su equipo se lucieron con su trabajo, pues tuvieron en cuenta los elementos de la navidad y los plasmaron en su farol, al que se le notó el trabajo… y puede ser reutilizable cuando pase esta fecha.



Este ha sido un día de mucho aprendizaje y de recuerdos de cosas que estaban ‘dormidas’ en el baúl de mis conocimientos. Por ejemplo ¿qué es exactamente lo que celebramos?, ¿por qué nueve días?, ¿Por qué el nombre Navidad?, ¿por qué el 24 de diciembre y no en abril cuando –según las cuentas- debería ser esta celebración? Todas estas fueron inquietudes que quedaron completamente resueltas durante una didáctica intervención de Erwin Quintero, el líder distrital, quien nos dejó una inquietud que ahora yo les transfiero a ustedes: estudiar el origen de todas estas cosas para que nuestras celebraciones tengamos conocimiento de causa para celebrar y sepamos a quién rendir honores, al único que lo merece.



Y llegó el momento de los regalos, los buñuelos y las galletas… Esos son los que yo llamo ‘los momentos felices de la vida’: llenos de sencillez y de las personas que amamos.



Entonces, por eso y por todas las cosas buenas que sé que vendrán, hoy quiero dar infinitas gracias a Dios, a su hijo Jesucristo, el homenajeado de esta fecha, cuyo nacimiento conmemoramos, porque sé que fue él quien permitió lo de hoy, quien permite que ahora esté experimentando esta sensación de alegría, de regocijo, de riqueza, sin que tenga nada material distinto a lo que tenía ayer, pero sí estoy más feliz, más llena, con ganas de ofrecerle alabanza por toneladas: http://www.youtube.com/watch?v=ydhwyKjf8Ks



Le doy gracias también porque ha sido él quien ha regalado al país la esperanza de un cese de las lluvias, de un ‘stop’ en tanta tragedia ‘natural’, que se constituye también en una invitación a la cordura en estas celebraciones, para que no aumenten las tragedias en medio de los desafueros que genera el licor.

Mi invitación es a conocer otras fuentes de goce, a disfrutar en familia, con las cosas sencillas, las verdaderamente valerosas; a compartir con los demás, no sólo las cosas tangibles, ya que las intangibles son imperecederas, a darle a la vida el significado que realmente tiene. Pues pregúntate que si no lo haces tú ¿quién lo hará?: http://www.youtube.com/watch?v=dYzGPMKgNmY



¡Y una feliz Navidad para todos!

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