Rodrigo abre los ojos
y se sienta en su lecho. A tientas, calza las chanclas que ha dejado a los pies
de la cama; iluminado por la lámpara de la esquina, cruza la cocina y sale al
patio trasero de la vivienda, donde entra en un cuartico sin techo, con pareces
de tablas y un tanque lleno de agua. Suelta despacio el agua con una vasija
plástica y la siente deslizarse desde su cabeza y recorrerle el cuerpo, mientras
desde patios lejanos le llegan cantos de gallos y mugidos de la noche que se va.
Es increíble la frescura que se siente a esa hora en Chimichagua, comparada con
los 38 grados, y a veces más, que por lo general soporta en sus faenas de
pesca. De regreso al cuarto, pasa de nuevo por la cocina y un olor a café
recién colado se le mete por la nariz y lo invade por dentro; se detiene un
momento, cierra los ojos, inhala con fuerza y retiene por unos segundos el aire
aromático en sus pulmones; es como si quisiera consumir el café sin beberlo.
Existen rasgos característicos que identifican a los seres, canciones que se parecen a uno, libros que nos llenan el alma, cosas tan nuestras como la certeza de ser únicos e irrepetibles, tal cual nos creó Dios. Así son también las cosas que producimos y nuestros lugares de intimidad. Yo tengo un nicho que tiene todo de mí, mi olor, mi esencia, mi ser. Desde aquí los saludo.
Manos que tejen esperanza y tradición
Las manos laboriosas
sujetan el tejido con los dedos medio, anular y meñique. Pulgar e índice de la
mano derecha manipulan la aguja, mientras los de la mano izquierda hacen
maniobras ágiles con el hijo; lo extienden y enrollas con una habilidad que
embelesa.
Hace calor en la
avenida Primera de Riohacha. Edeisuana Epiayú está ubicada debajo de un Roble, que
le proporciona su sombra para mitigar las altas inclemencias del sol, al tiempo
que le sirve de teatro de creaciones y comercialización de su arte ancestral.
Viste una manta rosada con acabados de hilos diversos, accesorios artesanales,
una mochila pequeña cruzada y una pañoleta hecha a mano. Al lado tiene decenas
de mochilas, pañoletas, pulseras, llaveros y otras manualidades que la
identifican como auténtica wayúu, representante de la casta Epiayú, del
resguardo Mañatú, en Aremasaín, en la Alta Guajira.
Lento de prisa, una canción necesaria
De lo necesario dice
al Real Academia de la Lengua dice “que es menester indispensablemente o hace
falta para un fin”. Se define también como “aquello que debe ocurrir, hacerse,
existir o tenerse para la existencia, la actividad o el correcto estado o
funcionamiento de alguien o algo”. De los que la han escuchado, hay quienes
aseguran que ‘Lento deprisa’ es una canción necesaria para hidratar el alma en
medio del convulsionado mundo de la intolerancia, el egoísmo y el desapego por
las tradiciones, el territorio.
¿Qué era lo que tenía kaleth Morales que lo hizo convertirse en un referente?
Irrumpió en el
universo musical con un estilo distinto, colonizó con su fraseo, sus versos, su
ritmo y su puesta en escena a toda una generación que pronto lo entronizó como
su ídolo; logró entrar por la puerta grande a espacios antes vedados para el
vallenato, pasó a la historia con el título de rey, inigualable, único, inmortal...
¿Qué era lo que tenía Kaleth Morales que lo hizo convertirse en un referente?
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