A fuerza de patadas se abrió paso en el mundo


Quiero compartir con ustedes este texto. Lo escribí para Vanguardia Valledupar; fue publicado el año pasado... 


"Gracias a este deporte soy lo que soy, 
He conocido muchos países, que no todas las personas tienen el privilegio de conocer. 
Además, el deporte lo aleja a uno de las cosas malas”:
Oscar Muñoz.


Es un día normal. No hay estudio y los compromisos deportivos le han dado un break al campeón, pero él no da para quedarse en casa viendo televisión o jugando boliche como podría hacerlo cualquier muchacho de su edad. Se levanta temprano y va al encuentro de una camada de pequeños que tienen sueños gigantes como el que hoy protagoniza él.
Así, Oscar Muñoz se sumerge en un entrenamiento, soslayando la admiración que despierta en los que por ese momento son sus alumnos, de los que se diferencia por su estatura y por los ‘kilómetros de ventaja’ que les lleva en el arte de pegar unas patadas certeras que lo han hecho brillar en la difícil disciplina deportiva llamada taekwondo.
No saben los aprendices que para llegar al trono que hoy ocupa, como único colombiano clasificado a los Juegos Olímpicos de Londres 2012, a Oscar le tocó abrirse paso entre espinos y abrojos que hicieron parte de su niñez, en medio de una familia sitiada por las carencias, pero con un arsenal de valores que cimentaron la formación de cada uno de sus miembros.
Cuando aún no caminaba, su familia se mudó de su pueblo natal (El Difícil, Magdalena) para un extremo de Valledupar, en el barrio Villa del Rosario, en el sur de la ciudad.
No fue fácil el nuevo comienzo para la familia, que entonces estaba conformada por el padre: Humberto Muñoz, la madre: Cecilia Oviedo, y cuatro hijos: Olson Humberto, Dailys Milena, Lucía Mercedes y Oscar Luis (después nacieron Rigo Humberto y Juan Pablo). Con la responsabilidad en sus hombros, el jefe del hogar emprendió la tarea de buscar el sustento diario, el cual encontró desarrollando labores de jardinería en el cementerio Jardines del Ecce Homo y como cotero en la central de abastos, tareas que aún desempeña.
Los niños entre tanto fueron creciendo demandando gastos de estudios, vestuario y alimentación, al tiempo que bailaban trompos en las calles polvorientas y elevaban cometas en el ‘paisaje sureño’ de Valledupar, arrullados por las aguas del río Guatapurí, su vecino cercano que en las noches de lluvia en la Sierra pega gritos que les arrebatan el sueño a muchos en el vecindario.
En ese entorno, Oscar –entonces de nueve años- se encontró con el deporte que se convertiría luego en el motor de sus emociones y en motivo de orgullo para todo un país. “Fue una casualidad. Yo fui con un compañero a hacer una tarea a la biblioteca (Colegio ‘Francisco Molina’) y vimos a unas personas practicando taekwondo. Me gustó porque estaban tirando patadas”. La confesión del campeón le da sustento a las palabras de su entrenador Álvaro Vidal, cuando relata que a Oscar le encantaba pelear, pero lo justifica como un instinto de supervivencia en un barrio en el que había que defenderse de otros niños.
‘Desde siempre’ le gustó el deporte de contacto, pero al conocer el taekwondo supo que ese era el suyo: “Empezando me pegaban mucho, pero yo también daba”, comenta.
Tampoco fue fácil el acceso a los entrenamientos, liderados en un comienzo por la experta Irma Gómez (Club Tigrer). A Oscar le tocaba hacer grandes travesías desde su casa en el sur hasta el Coliseo Cubierto, muy cerca del norte, a bordo de una bicicleta que había comprado gracias a esfuerzos de todos en su entorno, sobretodo de u entrenadora que pronosticaba lo que hoy es una realidad en la vida del campeón.
“Desde siempre mostró seriedad y ganas de ser el mejor en los entrenamientos… Estoy muy orgullosa de él; ese es el niño consentido de la Liga y el mío; es mi adoración porque está logrando los objetivos que yo no pude alcanzar”, precisa hoy Irma Gómez.
Poco a poco el niño se convirtió en un adulto callado, sencillo, amable, disciplinado sin vicios y con unas ganas inmensas de salir adelante. Sus patadas fueron abriéndole paso y su nombre empezó a escucharse en diferentes extremos de la geografía nacional en internacional. Después de ser varias veces campeón nacional, juvenil y de mayores, se ganó el cupo para ir al mundial juvenil clasificatorio a Juegos Olímpicos Juveniles  de Singapur,  donde logró el quinto lugar. En el campeonato panamericano de taekwondo de Monterrey, México, ganó medalla de bronce, clasificó a lo Juegos Panamericanos de Guadalajara, de donde saltó al Preolímpico, del que salió brillando para juegos Olímpicos Londres que tendrán lugar en el 2012.
De todo esto dan fe los trofeos que adornan su mesita de noche y las aproximadamente cuarenta medallas que entre gorras y tarjetas cuelgan de las paredes de su cuarto.
El día se le va entre prácticas, enseñanzas y uno que otro receso. “Ahora casi no comparto en el barrio porque llego cansado o porque tengo tareas”, comenta, conciente de que ese, estar alejado de sus amigos de barrio, es parte del precio que debe pagar para lograr que sus patadas valgan oro en torneos realizados más allá de las fronteras nacionales.
“Voy a dar todo de mí para ganarme traer la medalla de los Olímpicos”. Ese es su sueño actual, por el que madruga a entrenar en sus días libres y que de seguro alcanzará; es eso lo que pronostican los eruditos del deporte y su familia, quienes además tienen la certeza de que después de ser campeón olímpico, Oscar mantendrá intacta su esencia humilde y seguirá confundiéndose en prácticas entre los muchachos que inspira con su ejemplo.

RECUADRO
Un ‘palacio’ para le ‘rey’
Quienes conocen sus alcances deportivos están de acuerdo con que este rey del taekwondo merece tener en un palacio propio y tan grande como el tamaño de sus logros. En esto está de acuerdo el electo Gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo Gnecco; por eso se comprometió, a través de Vanguardia Valledupar, a incluir a Oscar Muñoz en el primer proyecto de vivienda que adelante su administración. La proyección que tiene Monsalvo en su mandato es entregar veinte mil soluciones de vivienda a sus paisanos cesarenses y una de esas veinte mil será para el campeón… ¡Palabra de Gobernador!

Álvaro Vidal Martínez
Entrenador Nacional de Taekwondo
“Durante varios años noté el amor y las ganas que Oscar le ponía a los combates. Le encantaba pelear. Entendí que en el estrato social en el que se desarrolló se necesitaba ser un peleador para poder defenderse de los demás niños del barrio. Su niñez transcurrió en un hogar, aunque lleno de amor, con dificultades económicas. En todo este proceso ha habido dificultades, mucha gente no creía en Oscar, no confiaban en él, se le negaron muchas oportunidades, pero nuestra  perseverancia hizo entender a todas esas personas que teníamos  un ganador. Oscar nos seguirá, brindando satisfacciones por mucho tiempo y los que no creían en él ahora están convencidos que este será la medalla Olímpica para Colombia”. 


¿Sabía usted qué…
El próximo año, antes de viajar a Londres, para representar a su país en los Olímpicos, Oscar Muñoz estará en la Gira Europea, que incluye cuatro países: Francia, Holanda, Alemania y España; luego regresará a Colombia para estar en los clasificatorios de los Juegos Nacionales y se irá otra vez a intervenir en torneos que tendrán lugar en Brasil, Turquía e Irán?


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